LA HISTORIA DEL CASINO ESPAÑOL DE CIUDAD DE MÉXICO

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Debido a nuestro paso por el territorio español, creímos que un post del blog tendría que estar dedicado al gran Casino Español de Ciudad de México. Después de que España reconociese la identidad y control total del pueblo mexicano en nuestra tierra a mediados del siglo XIX, se notó cierto acercamiento por parte de los españoles que residían en México. Por ello mismo, el 9 de octubre de 1842 nació, como Institución Benéfica, la SBE (Sociedad Benéfica Española) y, no mucho tiempo después, nació la propuesta de levantar el Casino Español de Ciudad de México.

Es una de las arquitecturas más representativas de la capital mexicana, levantada mediante distintos personajes de relevancia dentro de la colonia española responsable asimismo de la fundación de la orquesta conocida como Sociedad Filarmónica Española, ambos proyectos destinados a unificar ambas sociedades en zonas recreativas.

Los primeros centros precursores a este tipo de locales fueron clubs del Reino Unido muchas veces representados en el cine y conforme se fueron propagando, en lugar de permanecer anclados en la Península Ibérica, se trasladaron al continente americano dándose a conocer numerosas veces como “Casinos Españoles” en distintos y emblemáticos lugares como México DF, Córdoba, La Habana y Manzanas de Cuba, Buenos Aires o Cebú y Manila en las islas Filipinas.

UNA VEZ APROBADO, DEMOSTRÓ SER UN DIFICIL PROYECTO

El primer intento de llevarlo a cabo se hizo mediante una remodelación sobre la infraestructura de uno de los edificios ya construidos, el Palacio de los Condes de Santiago de Calimaya, una obra del siglo XVI donde actualmente se encuentra uno de los más famosos museos, el MCM (Museo de la Ciudad de México).

Mientras este arreglo funcionaba, la búsqueda de un local propio y la organización de toda la estructura interna se estaba gestando. Era necesario seguir unas rígidas directrices para llegar a ser una asociación admitida y funcional, con unas leyes de administración que incluyesen la comodidad, pulcritud y, por supuesto, que garantizara el estricto complimiento de las reglas establecidas.

La siguiente localización a la que se trasladó fue otra mansión, el Palacio de los Condes de San Mateo de Valparaíso, situado entre las calles Isabel La Católica (referencia al reinado español) y Venustiano Carranza. La ubicación hoy en día es propiedad del Banco Nacional de México y está verdaderamente cerca de donde se encuentra la construcción definitiva. La siguiente de las casas temporales de la sede fue el portal treceavo de San Juan Letrán y la cuarta, la Casa Borda en las avenidas Madero y Bolívar. La última propiedad estacional que se le adaptó fue entre las vías de Independencia y la anterior nombrada Bolívar.

Los principales responsables de llevar a cabo el plan fueron José Toriello Guerra, Niceto de Zamacois y Manuel Mendoza Cortina. Su objetivo; construir un espacio recreativo, de reunión e intercambio cultural y su año de fundación fue el 1863 antes de adquirir un local definitivo, al menos por ahora.

Este local se encuentra en Isabel la Católica, durante el año 1895 el Casino encontró su ubicación, aunque no se vería completamente modernizado y reformado hasta el siguiente siglo, en 1905, cuando se abrió desplegando un sinfín de variedades arquitectónicas y decorativas abrazando el mítico estilo ecléctico del siglo XX el fabuloso director y diseñador de estos retoques fue el arquitecto González del Campo.

QUÉ DISFRUTAR DE ÉL

Al margen de su maravillosa y grandilocuente estética, los esfuerzos puestos en el impulso cultural desde 1867 por parte de las numerosas donaciones de socios, dieron paso a una enorme biblioteca conocida en la actualidad como la Biblioteca Hispano Mexicana Carlos Prieto, que destaca por sus casi 25.000 piezas con género sobre todo histórico que también recoge parte de la historia que se vivó entre las naciones española y mexicana.

Además, también pretende potenciar el lado artístico mediante performances, exposiciones, discursos y todo tipo de eventos. Otra faceta que inevitablemente se ha convertido en esencial, es la del restaurante que también pretende hacer un acercamiento a la cultura peninsular. Todo lugar con un gran reclamo turístico ha de hacer un gran esfuerzo en satisfacer este aspecto.

En cualquier caso, este maravilloso lugar no deja indiferente a nadie y si está usted de paso por la capital, sin lugar a dudas merece la pena darse el capricho de dejarse caer por la histórica construcción incluso si no es un aficionado al juego.

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